Creo que todos los que somos padres tenemos claro lo importante que pueden ser las rutinas en la educación de nuestros hijos. Los horarios de la alimentación, las costumbres y rituales antes de dormir, las actividades extraescolares durante la semana, el ritmo de la vida diaria… todo encierra ciertas rutinas muy necesarias para nuestros peques y su desarrollo.

Ventajas de las rutinas en el desarrollo de los niños

Cuando hablamos de rutinas en educación nos referimos e enseñarles todos esos pequeños hábitos que deben ir adquiriendo por sí mismos, a fuerza de enseñarles a que los repitan y se “automaticen”: lavarse los dientes después de las comidas, ir al baño antes de dormir, mirar antes de cruzar la calle…

Con todos ellos perseguimos que aprendan conductas que benefician o mantienen su salud, su bienestar, su seguridad, etc.

Todas estas rutinas tienen además otros beneficios para los peques:

- Les da seguridad, ya que les permite eliminar la incertidumbre de lo que vendrá a continuación: baño-cena-cuento-cama.

- Les ayudamos a organizar su mundo, a conocer el orden de las cosas y la forma correcta de realizarlas, con la finalidad de que en el futuro sepan hacerlas por sí mismos.

- Las rutinas y su previsión ayudan a reducir trastornos conductuales, rabietas, malentendidos…

- Mejoran la organización familiar, la sensación de control sobre el propio tiempo, establecen una sensación de normalidad en la familia, etc.

- Mejoran su sentido de la responsabilidad y su estabilidad emocional.

Armando Aguayo Rivera via Compfight

El arte de la flexibilidad

Todos los padres estamos siempre interesados en educar bien a nuestros hijos, en que aprendan un montón de cosas útiles, en que se porten bien… pero para educar bien, también hay que ser flexibles. Las rutinas son muy necesarias, tanto para adultos como para niños, pero el “romperlas” en alguna ocasión, cuestión que los adultos demandamos con bastante frecuencia, también es necesario para los niños, ya que algo que debe primar en nuestra forma de educarlos es la búsqueda de su felicidad.

Con ello no estoy indicando que les enseñéis a romper normas, a cruzar límites, si no a saber que en ocasiones es necesario y saludable cambiar de hábitos, romper la rutina y buscar la diversión y el ocio. No podemos ser tan rígidos, y lo que os digo siempre, solo basta con ponernos 5 minutos en sus ojos para entender lo que piensan y sienten haciendo un esfuerzo por recordar lo que nosotros pensábamos y sentíamos a su edad.

Consejos para establecer rutinas

- Si se va a establecer una rutina en el día a día del peque y este ya tiene capacidad de entendimiento, conviene explicárselo con antelación, dándole las razones de por qué se va a introducir esa rutina.

- Conviene estructurar la semana de los peques, día a día, dejando cada día tiempo también para el ocio y la diversión, así como el tiempo necesario para el descanso.

- Es necesario ir repitiéndole las rutinas a la vez que se van realizando, por lo menos en las primeras ocasiones hasta que se consiga automatizar. Aunque en la práctica serán muchas las ocasiones que habrá que repetírselo hasta lograrlo, por ejemplo, que se lave las manos antes de comer.

- Es imprescindible que ambos padres estén de acuerdo en la rutina y en la forma de proceder cuando estén realizándola por separado, con la finalidad de no causar ninguna confusión en el niño.

- Cuando se vaya a romper la rutina, sea el motivo que sea, conviene explicárselo, dándole las oportunas razones para que pueda entenderlo.

- Cuando una rutina lleve mucho tiempo establecida será complicado alterarla. Si, no obstante se debe cambiar, el truco será introducir pequeños cambios poco a poco, hasta lograr la transformación total.

- No hay que convertirse tampoco en esclavos de las rutinas. Si en algún momento surge este sentimiento en los peques y/o en los padres, es hora de plantearse cambios, si son posibles.

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