La lactancia materna es la forma natural de alimentar al recién nacido, pero a veces no es posible y debemos recurrir a la lactancia artificial, que consiste en alimentar al bebé con las llamadas leches de fórmula que están compuestas por leche de vaca adaptada que intenta asemejarse en la mayor medida posible a la leche materna. Estas leches adaptadas contienen los componentes necesarios para cubrir las necesidades del bebé.
En el mercado existen una gran variedad de leches infantiles, que podemos dividir en tres grandes grupos:
- Leche de inicio o tipo 1: está indicada los primeros seis meses de vida, su composición intenta ser muy similar a la materna para una adecuada tolerancia por parte del bebé.
- Leche de continuación o tipo 2: indicada a partir de los 5-6 meses de vida, ya que cubre de forma más correcta las necesidades nutricionales del bebé a partir de esta edad.
- Leche de crecimiento o tipo 3: indicada a partir del año de vida. En torno al año de vida el niño puede comer casi de todo y este tipo de leches están indicadas como paso previo a la introducción de la leche de vaca. La Sociedad Europea Pediátrica de Gastroenterología y Nutrición Infantil (ESPGHAN) recomienda su uso hasta los tres años ya que estas leches cubren las deficiencias que tiene la leche de vaca para los más pequeños (están enriquecidas con hierro, yodo, zinc, vitaminas, grasas esenciales…).
También existen leches especiales indicadas para los niños con alergia o intolerancia a las proteínas de leche de vaca, las cuales pueden proceder de la leche de vaca, y tienen las proteínas de la leche de vaca hidrolizadas o digeridas para una adecuada tolerancia de la leche por estos niños, o bien, pueden ser leches de soja.
A la hora de decidir que tipo de leche vas a ofrecer a tu hijo lo más adecuado será tener en cuenta el consejo de su pediatra, ya que va a valorar cual es la leche que mejor se puede adaptar a las necesidades de tu hijo teniendo en cuenta su edad, si presenta muchos cólicos, está estreñido, regurgita mucho etc.
Existe una gran variedad de modelos y marcas de biberones y tetinas, los cuales están disponibles en supermercados, farmacias y tiendas especializadas.
Los biberones pueden ser de plástico o de vidrio, aunque hoy en día se ha generalizado el uso de los primeros por su comodidad a la hora de evitar accidentes, sobre todo cuando sea el bebé el que empiece a agarrar el biberón. En cuanto al tamaño de los biberones también hay variedad en el mercado y según la edad del niño y la cantidad que tome serán más útiles los de mayor o menor tamaño.
A la hora de escoger la tetina, debemos saber que son de caucho (marrones) o de silicona (transparentes) y que las hay de diferentes formas y con un agujero de distinto tamaño según la edad para la que estén indicadas. Frecuentemente, es preciso probar con diferentes tetinas hasta que encontramos aquella con la que nuestro bebé toma más cómodamente, lo cual implicará luego cierto grado de fidelidad con ese modelo y marca de tetina, ya que el bebé se acostumbrará a ella y los fabricantes no suelen hacer modelos intercambiables para los diferentes biberones. Lo más importante es encontrar el agujero adecuado, ni demasiado pequeño que implique un enorme esfuerzo para sacar algo de leche, ni demasiado grande que se atragante porque sale a chorro y no le da tiempo a tragar.
Existen leches de fórmula ya preparadas en forma líquida, listas para echar en el biberón, calentar y tomar. Sin embargo, el uso más frecuente es el de las leches de fórmula en forma de polvo y a continuación os vamos a indicar como prepararlas en el biberón.
Para mantener el biberón a la temperatura adecuada, existen unos aparatos denominados “calienta biberones” que se apagan automáticamente cuando la temperatura de la leche es la adecuada. Son útiles sobre todo en las tomas nocturnas.
La higiene de todo lo relacionado con el bebé debe ser muy cuidadosa, sobre todo los primeros meses de vida. Tras cada toma debemos lavar el biberón con agua y jabón. Existen en el mercado unos cepillos alargados que permiten introducirlos por la boca del biberón y lavarlo adecuadamente. Después conviene esterilizar el biberón y la tetina. Para la esterilización existen distintos sistemas, por un lado el modo tradicional hirviendo los elementos en un cazo con agua durante unos cinco o diez minutos, por otro lado se pueden utilizar unas sustancias químicas que esterilizan en frío y se añaden al agua en el cual se han sumergido el biberón y la tetina, o también existen esterilizadores a vapor o con un líquido especial en los cuales se pueden colocar varios biberones a la vez.
Si esterilizamos los biberones hirviendo en agua debemos estar pendientes de ello, ya que es un accidente frecuente olvidarlos en la cocina y que se quemen. Por otro lado siempre que la esterilización sea en caliente, debemos comprobar la temperatura del biberón y sus elementos, ya que si los utilizamos tras su esterilización podemos quemarnos al cogerlos o incluso quemar al bebé. En el caso de utilizar esterilizadores eléctricos o químicos, debemos seguir siempre las instrucciones tal y como nos indican.
Dar el biberón al bebé, no solamente es alimentarlo, sino que también es un momento agradable de contacto con él, que va a tener lugar varias veces al día. Para convertir este momento en un acto especial y placentero, debes buscar una postura cómoda y una zona tranquila con pocos estímulos que despisten a tu bebé. La persona que vaya a dar el biberón al bebé debe colocarse en un asiento cómodo que le permita tener el brazo con le cual sostiene al bebé apoyado. El bebé estará en el regazo un poquito incorporado para que pueda tragar la leche sin problemas. No es adecuado dar el biberón cuando el niño está en la cuna tumbado o está muy dormido, ya que puede atragantarse. Al ofrecer el biberón debemos tener la precaución de que la tetina esté siempre llena de leche, así se evita la entrada de aire y que el pequeño lo trague. A mitad de la toma se puede hacer un pequeño descanso, aprovechando para que el bebé eructe. Es normal que cuando expulse el aire vaya también acompañado de un poco de leche.
- Desechar le leche sobrante de cada toma, no se debe reutilizar para la toma siguiente.
- El agua mineral no es preciso hervirlo. Si utilizas agua del grifo bastará hervirla un par de minutos.
- Añade siempre primero el agua en el biberón y después la leche en polvo en la proporción adecuada (un cacito por cada 30ml de agua).
- Sí vas a salir fuera de casa puedes llevar el agua caliente y en un recipiente aparte la leche en polvo y hacer la mezcla en el momento de ofrecérselo a tu bebé. No lleves la mezcla ya echa ya que es más fácil que se contamine.