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Qué podemos hacer si nuestro hijo tiene un flemón

El flemón es una colección de pus y de fluidos bacterianos, que se infiltra en los tejidos blandos que rodean al diente. Los flemones, son por tanto, abscesos que no han sido tratados o curados convenientemente. Una de las causas por las que los niños pueden tener un flemón es por una mala o inexistente higiene bucal, por eso debemos esmerarnos en enseñarlos a lavarse bien los dientes, impidiendo que se acumule el sarro y la posibilidad de infecciones.

Qué es un flemón (o dolor de muelas vulgarmente conocido)

Como hemos dicho, los flemones son colecciones de pus en los tejidos blandos que rodean a los dientes, que causan fuertes dolores a quienes los padecen, dificultando acciones cotidianas como el habla, la alimentación, etc.

El origen de los flemones casi siempre es la caries. Cuando una caries no es tratada de forma adecuada, puede evolucionar la infección y producir el absceso, que no es más que un acúmulo de pus. Este acúmulo de pus está en una cavidad, que no es fisiológica, y que ha producido la propia infección al destruir tejidos.

El flemón formado, produce un dolor intenso, el conocido como dolor de muelas, que se irradia hacia el diente que tiene la caries, o incluso hacia la garganta o el oído.

El flemón es un estadío avanzado ya de la caries, donde la infección ha penetrado por el esmalte, la dentina y llega a la pulpa y la raíz del diente, haciendo que vasos y tejidos se inflamen, y produzcan la característica hinchazón de lo flemones.

Otro origen del flemón puede ser la enfermedad periodontal, es decir, cualquier patología que afecte a las encías, como la periodontitis o la gingivitis.

Una inexistente o una mala higiene bucodental por parte del niño puede derivar en la producción de infecciones y originar flemones, colecciones de pus que pueden causar un gran dolor en el menor.

flemón

 

Imagen: Shutterstock

Qué puedes hacer si tu hijo tiene un flemón

A pesar de todas las recomendaciones de los especialistas, que nos hablan de que asistamos y de que llevemos a los niños al dentista al menos una vez por año, para revisión y para hacer una limpieza bucal, normalmente hacemos caso omiso de las mismas. Si detectamos las enfermedades periodontales o las caries a tiempo, y nos ponen el tratamiento adecuado para las mismas, muy difícil es que lleguemos a tener un flemón.

Con ello quiero deciros que, como siempre, la mejor arma es la prevención, y en el caso de los menores, el estar con ellos cada vez que se laven los dientes, guiándolos y educándolos en una higiene dental adecuada, es lo que mejor previene las infecciones. Los pasos que suelen seguir los especialistas en el tratamiento de los flemones, son los siguientes:

  • Uso de fármacos antiinflamatorios y analgésicos, con el fin de aliviar el dolor y la inflamación, para poder tratar la caries o la infección que ha originado la aparición de dicho flemón. Con la zona inflamada, el especialista no podrá acceder a las zonas que necesita tratar.
  • Uso de antibióticos, para combatir dicha infección y lograr que remita.
  • El especialista utilizará instrumental apropiado, con la zona anestesiada, para drenar la infección o absceso. Es decir, deberá practicar una incisión, en ocasiones por varios sitios a la vez, con el fin de que la colección de pus salga al exterior, y el tejido dañado pueda recuperarse también con la acción de los fármacos.
  • Cómo remedios caseros, y antes de llevar al niño al especialista, podéis aplicarle frío en la zona, por fuera de la boca, ya que el frío contribuye a anestesiar y a disminuir la inflamación. No pongáis el hielo nunca directamente en contacto con la piel de la cara, ya que puede producir quemaduras. Lo podéis envolver en un paño o en una tela.
  • Y lo mejor la prevención:
    • Visita anual al dentista como mínimo. Debemos educar a los niños a cuidarse los dientes y a revisarse los mismos al menos una vez al año.
    • Una buena y correcta higiene bucodental a diario, procurando que se cepillen después de cada comida, en el orden adecuado y por todas las zonas dentales.
    • Deberemos cambiar el cepillo cada ciertos meses, cuando veamos que las cerdas ya están muy desgastadas. Los niños es muy fácil que anden jugando y mordiendo los cepillos, con lo que enseguida estropean las cerdas y dejan de limpiar correctamente.
    • Es necesario usar cepillos interproximales o hilo dental, para no dejar parte de las superficies dentales sin limpiar.

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