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Mutismo selectivo ¿cómo ayudar al niño?

El mutismo selectivo es un trastorno que consiste en una dificultad del niño en hablar en otros ambientes y con otras personas que no sean las más cercanas, cuando con su familia habla perfectamente.  Un niño que presente estas dificultades necesita tratamiento y cuanto antes mejor, para prevenir futuras complicaciones.

Para ello se debe contar con ayuda profesional y con una muy buena coordinación entre la familia y la escuela, trabajando a la vez en los dos ambientes. De la intervención en la escuela hemos hablado en un artículo anterior, pero donde el niño pasa más tiempo es junto a su familia por eso la estimulación del habla del niño en el ambiente familiar será fundamental.

mutismo selectivo cómo ayudar al niño


Foto de Mel B. vía Fickr

La familia debe trabajar para conseguir dos objetivos fundamentales: mejorar las condiciones personales, familiares y sociales en las que se encuentra el niño y, por otro lado estimular su habla.

Cómo mejorar las condiciones personales, familiares y sociales del niño

  • Mejorar la comunicación con el niño:  escuchar al niño y sobre todo hacer que se sienta comprendido, es fundamental en este proceso. Ello supone escuchar sus problemas sin quitarles importancia, ni criticar, comparar o decirle cómo debía haberse comportado. Simplemente estar ahí apoyándole y dejándole expresar sus sentimientos
  • Transmitirle seguridad en sí mismo: debemos confiar en que va a ser capaz de superar sus dificultades poco a poco y así transmitírselo. Además hay que evitar sobreprotegerle y trabajar para que adquiera más autonomía. Para ello hay que enseñarle a vestirse, comer solo,… y permitirle que ayude en algunas tareas sencillas de casa asumiendo responsabilidades. Por otro lado es fundamental dejar que tome sus propias decisiones cuando esto sea posible.
  • Potenciar sus puntos fuertes: mejoraremos su autoestima señalando y reforzando las cosas que hace bien, pero sobre todo su esfuerzo por superarse aunque cometa errores. Al niño se le debe transmitir que el error es una fuente y oportunidad de aprendizaje, así que no debemos penalizarlo por cometer fallos.
  • Compartir juegos y ocio: es bueno dedicar un tiempo a jugar y divertirse junto al niño. Si el niño es pequeño puede ser interesante realizar con él juegos de simulación (jugar a las tiendas, a los maestros, etc.)
  • Aumentar las posibilidades de socialización con otros niños: es importante que el niño tenga oportunidades de interaccionar con otros niños, por lo que no es adecuado que esté siempre encerrado en casa.  Participar en actividades en las que hay otros niños, acudir al parque, ir a cumpleaños, serán momentos buenos para fomentar su relación con otros niños.

Cómo estimular su habla

  • Evitar presionarle para que hable: no es bueno forzar al niño a que hable si no quiere.
  • Tampoco debemos preguntarle continuamente si ha hablado en el colegio o mostrar angustia, enfado o ansiedad ante las reacciones del niño.
  • No amenazarle o castigarle si no habla o interacciona con los demás.
  • No comparar al niño con sus compañeros, hermanos u otras personas.
  • Intentar potenciar el habla del niño: no dándole lo que quiere sin que ni siquiera lo haya pedido, esperar a que hable sin darnos por enterados con sus respuestas no verbales .
  • Cuando no habla ante otras personas no justificarle o ponerle una etiqueta (es tímido…). Es mejor dejarle una puerta abierta al niño para que hable cuando se sienta preparado diciendo algo como: “Cuando se sienta un poco mejor o coja confianza, seguro que le apetece jugar, hablar o estar contigo,…”
  • Enseñarle formas correctas de iniciar y mantener conversaciones: jugar con el niño reproduciendo situaciones que impliquen un aprendizaje de cómo saludar, como pedir algo, como despedirse,…
  • Siempre reforzar y elogiar cualquier acercamiento tanto verbal como no verbal a otros niños o adultos.
  • Potenciar las relaciones con otros niños actuando los padres como mediadores. Por ejemplo uno de los padres puede empezar a jugar con el niño, invitando a otro niño a participar en el juego y mediar en esa relación, o invitar a casa a algún compañero y jugar con ellos al parchís, las cartas u otros juegos en los que no sea muy necesario hablar. Y poco a poco ir retirándose cuando el niño ya participe en los juegos sin problemas.

Por último recordar que el apoyo de la familia es fundamental para superar esta dificultad, pero también será imprescindible buscar ayuda profesional y mantener una buena coordinación con la escuela.

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- que ha escrito 108 artículos en Comete la Sopa.

Psicóloga y diplomada en logopedia. Madre de dos niñas preciosas y muy despiertas con las que disfruta cada minuto de su tiempo libre.

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