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Miedo a dormir en niños: 7 formas de ayudarlos

El miedo a irse a la cama se caracteriza por respuestas de miedo (habitualmente poco intenso y transitorio) y evitación. En los niños suele aparecer en torno a los 2 años y es habitual hasta los 8. El miedo a dormir puede estar relacionado con otros miedos como a la oscuridad, el de que ocurran cosas malas durante el sueño como pesadillas, el que vengan monstruos,… En ocasiones, estos miedos pueden darse a raíz de una experiencia traumática como la muerte de un familiar durante el sueño u otro tipo de incidente.

Miedo a dormir

Foto de miedo vía Shutterstock

En algunos casos, este miedo se vuelve demasiado intenso, provocando mucha ansiedad anticipatoria (el niño se pone muy nervioso antes de dormir) y conductas de evitación (  para no ir a la cama). Además, puede provocar insomnio o un sueño de mala calidad, lo que caba afectando al funcionamiento del niño con problemas de ánimo, de concentración, memoria o conducta. En estos casos ya se puede hablar de una fobia.

Como ayudar a los niños a superar el miedo a dormir

1.Crear un asociación de irse a la cama con algo agradable

Es bueno crear una rutina a la hora de dormir y acostar al niño siempre más o menos a la misma hora, después de haber realizado algo agradable, evitando hacer antes de dormir actividades que le exciten o le alteren y buscando otras que le relajen (cuentos, caricias en la espalda,…)

2.Leer cuentos sobre como superar sus miedos

Los cuentos para que el niño aprenda a superar sus miedos, pueden ser una gran ayuda, haciendo que deje de tener esos pensamiento irreales que le perturban o les dé una interpretación más tranquilizadora. Algunos de estos cuentos pueden ser: “Tío Pies Ligeros” (Mary G. Coffman),  “Óscar y el león de correos” (Muñoz) o “Yo mataré monstruos por ti” (Balmes).

3.Utilizar el juego como forma de superar el miedo

Utilizar el juego para ir superando el miedo a dormir es una alternativa genial para los niños, acercando la realidad temida y haciéndola poco a poco divertida . Esta aproximación debe ser lenta, empezando a realizar juegos con actividades que no le den miedo, pasando a las menos temidas, para poco a poco ir haciéndolo con otras que le provoquen más ansiedad.

Si el niño tiene miedo a la oscuridad , se puede empezar con juegos que impliquen taparse los ojos durante el día, como adivinar objetos de un saco o la “gallinita ciega”. O ya en la oscuridad: hacer sombras chinas, pintar con pinturas especiales que brillan en la oscuridad, buscar un tesoro con la luz apagada,…

Un libro que nos puede dar muchas ideas es “Juegos en la oscuridad: 100 juegos no aconsejados para miedicas” (Bellac).

4.No ridiculizar nunca por su miedo

Al niño nunca se le debe ridiculizar por su miedo a dormir, ni insultar llamándole “miedoso” o cosas similares. Siempre hay que ofrecer comprensión y ayuda, diciéndole que vamos a estar allí para lo que necesite y aliviando su malestar.

5.Ayudarle a discernir entre la imaginación y lo real

Cuando los niños son pequeños, tienen dificultades para discernir fantasía y realidad, por eso nosotros debemos explicarles la diferencia y ayudarles con eso día a día (haciéndoles ver la diferencia entre los cuentos, películas y realidad).

Cuando el niño tiene una pesadilla, hay que quedarse con él hasta que esté tranquilo y explicarle que eso no es real. Un apoyo puede ser imaginar un final feliz para esa historia que ha imaginado.

6.Utilizar técnicas de relajación antes de dormir

Si el niño se va muy tenso a la cama, le puede ayudar utilizar alguna técnica de relajación, una de ellas puede ser la relajación guiada con visualización. Existen vídeos en youtube con estas técnicas para niños, aunque también podemos hacerlo nosotros mismos a través de una historia. Un ejemplo puede ser: describirle un día en la playa, diciéndole todo lujo de detalles que le hagan recordar sonidos, olores, colores,…, ayudándonos con preguntas ¿puedes oír el ruido del mar?¿sientes el calor en tu cuerpo? Eso le hará relajarse y pensar en otras cosas que no sean sus miedos.

7.Buscar ayuda profesional

Si el miedo es demasiado intenso y afecta al niño en su descanso, ánimo, comportamiento o le crea problemas en su vida cotidiana, lo mejor es buscar ayuda profesional, para evitar que estas fobias se cronifiquen y afecten a la salud física y emocional del niño.

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