Todos nos hacemos una idea de lo importante que es la comunicación entre padres e hijos para mantener unas buenas relaciones familiares, pero ¿sabemos cómo hacerlo?En este artículo se intentarán dar unas claves para conseguirlo.
(Foto vía Flickr por Familymwr)
En este artículo hablamos de...
Cómo mejorar la comunicación con los niños
1. Escucha activa
Desde todos los ámbitos se recomienda que prestemos atención a los niños, que les escuchemos y muchos padres se quejan de que ellos intentan hacerlo pero que el niño no les cuenta nada de lo que les pasa. Pero , ¿de verdad les escuchamos? Y es que hay una gran diferencia entre oír y escuchar.
Para realizar una escucha activa es fundamental dejar lo que uno está haciendo para prestar total atención a lo que nos están contando. Por ejemplo no se puede ver la tele a la vez que el niño te está contando algo y hay que demostrar que uno realmente escucha mediante gestos, comentarios y preguntas (mirar al niño, sonreír, preguntarle aclaraciones sobre lo que cuenta,…)
2. Mostrar empatía
Para que realmente exista una comunicación es necesario que mostremos empatía hacia el niño, esto quiere decir que nos debemos poner en su lugar intentando pensar como se siente y qué problemas puede tener.
Por ejemplo , su primer día de colegio tu hijo no quiere ir a clase y se pone a llorar ¿cómo mostramos empatía? Pues podemos decirle algo así : » ¿Estás un poco nervioso porque no conoces a los niños de tu clase ni a tu profesora? Sabes, mi primer día de colegio yo me sentí igual que tú, estaba preocupada y no me apetecía mucho ir. Pero una vez allí, me puse a jugar con unos niños y me sentí mejor.»
3.Tener en cuenta sus sentimientos
Cuando el niño está enfadado, triste,… no hay que quitarle importancia a lo que le pasa con frases del estilo «No pasa nada» o «Como te pones así por esa tontería»; ya que para el niño si que es importante . Si le decimos esas cosas sentirá que no le entendemos y que no le tenemos en cuenta y acabará por no contarnos sus problemas.
Así que, lo que habrá que hacer, es demostrarle que entendemos como se siente, con frases de este estilo » ¿Estás enfadado porque querías seguir jugando y nos tenemos que ir? ¡ Vaya rabia con lo que te estabas diviertiendo! Pero de verdad que nos tenemos que marchar por….»
4. Favorecer su toma de decisiones
¿De verdad queremos niños que obedezcan ciegamente los que les decimos o que sean capaces de tomar sus propias decisiones? Y es que frases como «Tienes que hacer esto porque lo digo yo» o «Siempre hay que hacer lo que digan tus padres o tu profesora» no son las más acertadas para que el niño aprenda a decidir . Vamos a poner un ejemplo un poco drástrico pero real para ver una de las razones de por qué esto no es adecuado y es que existen adultos que abusan de los niños y muchos de ellos son figuras de autoridad para los pequeños (familiares, profesores,…) por lo que es necesario que sepan decir no.
Los niños deben aprender a tomar decisiones desde edades tempranas y ¿cómo lo podemos favorecer los padres? Dejándoles decidir en las situaciones cotidianas y, siempre que esto no sea posible, por ejemplo porque se ve comprometida su salud o seguridad, habrá que explicarles las razones.
También es bueno darles la posibilidad de elegir cuando surge cualquier conflicto en casa. En el ejemplo del punto anterior se podría decir algo así: » ¿Estás enfadado porque querías seguir jugando y nos tenemos que ir? ¡ Vaya rabia, con lo que te estabas diviertiendo! Pero de verdad que nos tenemos que marchar por…. Que te parece si dejamos de jugar ahora y cuando volvamos sigues en el parque mucho rato, o bien, te quedas ahora jugando 5 minutos y nos marchamos.» Y si al niño se le ocurre una tercera alternativa viable mejor que mejor (por su puesto sería esa la que respetaríamos).
5. Fomentar el respeto mutuo
Para conseguir una buena comunicación entre padres e hijos hay que tratar a los niños con respeto, igual que nos gustaría que nos tratasen a nosotros, ni más ni menos. Nosotros seremos el modelo en el que se reflejarán nuestros hijos, por lo que si no queremos que nos griten no deberíamos gritarles y si queremos que pidan perdón cuando cometan un error, también lo haremos nosotros cuando nos equivoquemos.
Si el niño nos falta al respeto explicaremos como nos sentimos cuando hace algo así y las consecuencias naturales que eso puede tener. Por ejemplo: «¡Mamáaaa que te he dicho que juegues conmigo de una vez! Se le puede responder algo así: » Cuando me gritas me siento triste o enfadada y cuando me siento así no me apetece jugar. »